La principal materialización de la teoría de la “arquitectura móvil” de Yona Friedman sería su concepto de “ciudad espacial” (ville spatiale 1959). Esto es, estructuras flotantes tridimensionales -en las que la disposición de sus elementos puede variar- que se incorporan al trazado urbano de ciudades, o también a zonas no urbanizables, como embalses, marismas o terrenos agrícolas, con problemas demográficos. Estas mallas modulares sobreelevadas ayudarían a paliar los endémicos problemas de habitabilidad y convivencia que sufren las grandes urbes contemporáneas, pues según Friedman, permitirían multiplicar la superficie habitable en ciudades y zonas metropolitanas colapsadas, creando varios niveles urbanos independientes entre sí, tanto desde un punto de vista estético como funcional, que quedarían conectados por una serie de grandes pilares en cuyo interior habría diversos mecanismos (ascensores, escaleras) que posibilitarían la circulación vertical. “Me interesan los elementos que se pueden cambiar libremente, asegura Yona Friedman, las ciudades en las que lo que hay arriba es independiente de lo que hay abajo (…) y en la que la vida urbana no esté necesariamente a ras del suelo”
(entrevista realizada por el arquitecto holandés Winy Mass, julio de 2003, publicada en el libro KM3 Excursions on Capacities del estudio de arqui- tectura MVRDV).
CIUDADES SUPERPUESTAS.pdf
UTOPÍAS REALIZADAS.pdf
UTOPÍAS REALIZABLES.pdf
En sus “ciudades espaciales”, las construcciones tendrían que cumplir tres características fundamentales: tocar la mínima superficie de suelo posible; ser desmontables y desplazables; y ser modificables según los deseos de sus habitantes. En opinión de Friedman -que ha imaginado aplicaciones específicas de este concepto para urbes como Túnez, París, Venecia o Nueva York-, esa superposición de capas independientes pero permanentemente interconectadas propiciaría la coexistencia no conflictiva de espacios industriales, comerciales, administrativos, culturales y residenciales. Todo ello en una extensión de territorio abarcable, de modo que el crecimiento demográfico no obligaría a trasladar a amplios sectores de la población (normalmente, los más desfavorecidos) fuera del entramado urbano, enclaustrándolos en barrios periféricos con escasos equipamientos y muy mal comunicados con el resto de la ciudad.
Partiendo de las ideas formuladas en su texto Propositions africaines (1958), Yona Friedman ha llevado a cabo varios proyectos en países en vías de desarrollo de Asia, África y América del Sur en los que ha apostado por la combinación de técnicas de cons- trucción autóctonas con métodos arquitectónicos contemporáneos. En este sentido, una de sus iniciativas más emblemáticas es el ya citado Museum of Simple Technology de Madras (India), construido a partir de materiales de la zona como el bambú y en el que puso en práctica una de las nociones que ha articulado todo su discurso teórico: la implicación activa en la concepción y planificación de un edificio de sus futuros usuarios. En esta línea también podemos destacar proyectos de la década de los setenta como la fábrica Dubonnet (Ivry, Francia) o el instituto Bergson (Angers, Francia).
Texto extraído de la hoja de sala de la exposición Yona Friedman. Utopías realizables. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, 2006.
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