miércoles, 25 de noviembre de 2015

EN TORNO A LA LUZ Y LA ARQUITECTURA


LA LUZ ES MATERIA Y MATERIAL
Cuando, por fin, un arquitecto descubre que la LUZ es el tema central de la Arquitectura, entonces, empieza a entender algo, empieza a ser un verdadero arquitecto.
No es la LUZ algo vago, difuso, que se da por supuesto porque siempre está presente.
Sí es la LUZ, algo concreto, preciso, continuo, matérico. Materia medible y cuantificable donde las haya, como muy bien saben los físicos y parecen ignorar los arquitectos.
La LUZ, como la GRAVEDAD, es algo inevitable. Los arquitectos deberían llevar siempre consigo la BRUJULA (dirección e inclinación de la LUZ), y el FOTOMETRO (cantidad de LUZ), como siempre llevan el metro, y el nivel, y la plomada. Se descubre entonces, que la LUZ es la única que de verdad es capaz de vencer, de convencer a la GRAVEDAD. Y así, cuando el arquitecto le pone las trampas adecuadas al sol, a la LUZ, ésta, perforando el espacio conformado por estructuras que, más o menos pesantes, necesitan estar ligadas al suelo para transmitir la primitiva fuerza de la GRAVEDAD, rompe el hechizo y hace flotar, levitar, volar ese espacio. SANTA SOFÍA, el PANTEÓN o RONCHAMP, son pruebas tangibles de esta portentosa realidad. La LUZ en la Arquitectura tiene tanta entidad material como la piedra.
Pensamos y escribimos que los góticos realizaron maravillosas brujerías con la piedra, haciéndola trabajar al máximo de sus posibilidades, para alcanzar la LUZ, más LUZ. Como sabían que el sol ataca en diagonal, alargaban sus ventanas, las alzaban, para lograr atrapar esos rayos diagonales, casi verticales, preludiando ya lo que luego vendría a poder hacerse hoy. Más que organizar la piedra para poder atrapar la LUZ, podemos leer el Gótico como el deseo de organizar la LUZ para tensar el espacio.
Hágase la LUZ y la LUZ se hizo! El primer material creado, el más eterno y universal de los materiales, se erige así en el material central con el que construir, CREAR el espacio. El arquitecto vuelve así, a reconocerse una vez más como CREADOR. Como dominador del mundo de la LUZ.

LAS TABLAS DE LA LUZ
Lorenzo Bernini, tenía unas tablas para el exacto cálculo de la LUZ. Bien sabía el maestro que la LUZ, cuantificable y cualificable, podía ser controlada científicamente. La lástima fue que, a la vuelta de su agotador y estéril viaje a París, su joven y distraído hijo las perdiera.
Se sabe que Le Corbusier, pasados tantos años, logró adquirir en una librería de París, algunas de las páginas clave del preciado manuscrito. Y que lo supo usar astutamente. Y así pudo, también él, controlar la LUZ con precisa precisión. Y es que la LUZ es algo más que un sentimiento. La LUZ es cuantificable y cualificable. Ya sea con las tablas de Bernini o de Le Corbusier. O con la brújula y las cartas solares y con el fotómetro. Ya sea con maquetas a
escala o con los perfectísimos programas de ordenador que ya están en el mercado. Es posible controlar, domar, dominar la LUZ.
Los mecanismos, las trampas, con los que la Arquitectura atrapa la LUZ, con sus dimensiones y proporciones bien definidas, son la causa de la tensión espacial, de la Belleza, de las obras que constituyen la mejor historia de la Arquitectura.
Cambiar el pequeño diámetro de las lucernas estrelladas de los Baños de LA ALHAMBRA, achicándolos, o cambiar la altura del plano horizontal superior de ese “continuum” que es la CASA FARNSWORTH, aumentándola, serían fórmulas seguras para destruir ambas piezas, geniales, de nuestra Cultura.
Se puede afirmar entonces, que la LUZ es cuantificable y cualificable, controlable. Con el hombre como medida, pues es para él, para el hombre, para el que creamos la Arquitectura.

UNA PRUEBA DE FUEGO
Imagine que el actual propietario de la Maison de Verre, decidiera cambiar el gran panel de pavés por el más tecnológico y transparente muro cortina con el más grande y plano vidrio existente en el mercado? Pasarían esta vez muchas más cosas, entrarían en ese espacio toda la fealdad del patio parisino en que está inmersa. Si, para evitar esto, se le ocurriera aprovechar las vidrieras góticas de la Iglesia de St. Denis, la cosa tomaría otros colores, la invasión de angelotes trompeteros y personajes bíblicos impediría la visión del patio y convertiría el conocido espacio en pura gloria celestial de mil colores.
Así entonces, con un mismo espacio, idéntico en dimensiones, construcción, uso y contexto, han desfilado ante nuestra imaginación espacios distintos y un sólo (el original) espacio verdadero. Con sólo cambiar un material, la LUZ. Con sólo cambiar su cantidad y su cualidad.
El arquitecto de la Maison de Verre, Pierre Chareau, usó la LUZ como un material, sabiendo que hay que dotarla de definición física. Decir LUZ, igual que decir PIEDRA, es no decir casi nada; es sólo el comienzo.
Y es que hay muchas clases de LUZ. Según sea su dirección, LUZ HORIZONTAL, LUZ VERTICAL, y LUZ DIAGONAL. Según su cualidad, LUZ SOLIDA y LUZ DIFUSA.
Cuando los antiguos necesitaban tomar LUZ VERTICAL, no podían hacerlo porque, si horadaban el plano superior, el agua y el viento y el frío y la nieve, se metían por allí. Sólo los dioses, inmortales, se atrevieron a hacerlo en el Panteón, premonición del logro de la LUZ VERTICAL.
Así, a lo largo de la Historia de la Arquitectura, la LUZ ha sido siempre HORIZONTAL, horadando los muros. Como los rayos del sol que caen sobre nosotros son diagonales, gran parte de la Historia de la Arquitectura puede ser leída como el intento de transformar la LUZ HORIZONTAL o DIAGONAL, en LUZ que pareciera VERTICAL. Así lo hizo el Gótico, que debe ser leído como el deseo de conseguir una LUZ cualitativamente más vertical, en este caso DIAGONAL. Y muchas de las operaciones del Barroco con la LUZ, deben ser leídas como un intento de, torciéndola con ingeniosos mecanismos, convertir la LUZ tomada horizontalmente en LUZ que pareciera LUZ VERTICAL.
La posibilidad de la LUZ VERTICAL sobre espacios climáticamente controlados, no haya sido posible hasta la aparición del vidrio plano en grandes dimensiones. Con la posibilidad de construir el plano superior horizontal horadado y acristalado se hace también real la posibilidad de introducir esa LUZ VERTICAL. Es ésta una de las claves del Movimiento Moderno, de la Arquitectura contemporánea, en su entendimiento de la LUZ.
No sé si los arquitectos de los Baños de la Alhambra, que abrieron los certeros huecos estrellados en sus cúpulas, eran conscientes del prodigio que estaban provocando. En una primera lectura, aquellos orificios deberían servir, tanto para iluminar unas estancias que pedían ser discretas, como básicamente para que el vapor de agua tuviera su natural salida. Pero sobre todo estaban convocando la llegada de la LUZ SOLIDA que, certeramente, como cuchillos, se colaba por allí. Aún es posible ver hoy, en algunos baños turcos de Constantinopla, espacios de esta índole, donde el vapor de agua en su intersección con esta LUZ SOLIDA, hace más palpable la materialidad de esta blanca LUZ.
Tampoco sé, si Le Corbusier, que tanto usaría luego de aquella LUZ SOLIDA, era consciente cuando levantó el inigualable Estudio de Ozenfant, de que lo que en verdad estaba poniendo en pie era un teorema sobre la LUZ DIFUSA. La ingeniosa solución constructiva de los pequeños dientes de sierra en cubierta producía, a través de un techo contínuo traslúcido, un plano material de LUZ DIFUSA. Luego, en convergencia con el ángulo de grandes vidrios, y tras el necesario acuerdo de líneas, creó ese asombroso triedro de LUZ DIFUSA.
Es obvio apuntar que aquella LUZ SOLIDA sólo es posible tomarla cuando la Arquitectura se orienta hacia el SUR (el Norte en nuestro hemisferio), para recibir la LUZ ARROJADA que luego se dosifica en su justa medida. Es esta LUZ ARROJADA, SOLIDA, dramática del sur (el Norte en nuestro hemisferio), la que produce, bien usada, los efectos más espectaculares, capaces de cortar nuestra respiración.
Y de la misma manera, la LUZ DIFUSA ser tomada normalmente al orientarse la Arquitectura al norte (el Sur en nuestro hemisferio), para obtener esa LUZ REFLEJADA, DIFUSA, serena y tranquila. LUZ que produce efectos de calma y reposo.
Con estos registros, entendemos que podemos buscar y utilizar las cualidades diversas que nos ofrece la LUZ, dependiendo de su orientación en el espacio y en el tiempo. Así, podríamos matizar entre la LUZ clara y azul de la mañana, cuando buscamos la orientación Este, y la LUZ cálida y dorada del atardecer, cuando nos orientamos hacia el Oeste. Sabiendo que ambos tipos de LUZ, son básicamente horizontales.
Así, podríamos seguir profundizando en conceptos y matices relativos a la LUZ en la Arquitectura, como son la Transparencia, el Contraluz, la Sombra o la Oscuridad, la Luminosidad y el Color.
Y también habría que apuntar aquí algo sobre la condición de materia en movimiento continuo que la LUZ tiene. Siguiendo los ritmos solares que puntualmente le marca la Naturaleza. Con y para el hombre, esta luz viva presta su vida a la verdadera Arquitectura

CON VARIAS LUCES A LA VEZ
Como Edison inventaría más tarde la luz eléctrica, Bernini inventó algo tan sencillo pero tan genial como la “Luce alla Bernina”. Utilizando varias fuentes visibles de LUZ, creaba primero un ambiente de base con LUZ DIFUSA, homogénea, generalmente del norte (el Sur, si hubiese trabajado en el hemisferio Sur), con la que iluminaba, daba claridad al espacio. Luego, tras centrarlo geométricamente con las formas, rompía en un punto concreto ocultando la fuente a los ojos del espectador, produciendo un cañón de LUZ SOLIDA que se erigía en protagonista de aquel espacio. El contraste, contrapunto entre ambos tipos de LUZ, tensando endiabladamente aquel espacio, producía un efecto arquitectónico de primera categoría. Ejemplo paradigmático de esta operación es Sant Andrea al Quirinale. La
LUZ SOLIDA en visible movimiento, danzando sobre una invisible LUZ DIFUSA en reposada quietud.
Claro que otro tanto habían hecho los orientales Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, con más LUZ que de dimensión, la fantástica cúpula de Santa Sofía. El sol arroja sus rayos en direcciones divergentes que, por su distancia a la tierra, llegan como si fueran paralelos. Qué ocurre entonces en el interior de Santa Sofía, que recibe LUZ por todas sus altas ventanas como si varios soles estuvieran alumbrándola?
Qué pasa que los rayos de LUZ entran en ese interior de manera convergente produciendo efectos increíbles?. El secreto, sencillo, está en la dimensión y espesor preciso de esas ventanas, que hace que la LUZ REFLEJADA en las profundas jambas tenga casi tanta fuerza como la LUZ SOLIDA directa, y el efecto sea el descrito. La muy sabia combinación de las dos fuentes de luz, directa e indirecta, es la fórmula secreta del prodigio.
La LUZ, como el vino, además de tener muchas clases y matices, no permite los excesos. La combinación de diversos tipos de LUZ en un mismo espacio, en exceso, como con el vino, anula la posible calidad del resultado.
La combinación adecuada de diferentes tipos de LUZ tiene, conociéndolos, posibilidades infinitas en Arquitectura. Bien lo sabían Bernini y Le Corbusier, Antemio de Tralles y Alvar Aalto, Adriano, o el mismo Tadao Ando.

FINALE
En definitiva, no es la LUZ la razón de ser de la Arquitectura? No es la Historia de la Arquitectura la de la búsqueda, entendimiento y dominio de la LUZ?.
No es el Románico un diálogo entre las sombras de los muros y la SOLIDA LUZ que penetra como un cuchillo en su interior?
No es el Gótico una exaltación de la LUZ que inflama los increíbles espacios en ascendentes llamas?
No es el Barroco una alquimia de LUZ donde sobre la sabia mezcla de luces difusas irrumpe la LUZ certera capaz de producir en sus espacios inefables vibraciones?
No es finalmente el MOVIMIENTO MODERNO, echados abajo los muros, una inundación de LUZ tal que todavía estamos tratando de controlarla? No es nuestro tiempo un tiempo en el que tenemos todos los medios a nuestro alcance para, por fin, dominar la LUZ?
La profundización y la reflexión sobre la LUZ y sus infinitos matices, debe ser el eje central de la Arquitectura por venir. Queda aún un largo y riquísimo camino por recorrer. La LUZ es el Tema.
Cuando en mis obras logro que los hombres sientan el compás del tiempo que marca la Naturaleza, acordando los espacios con la LUZ, temperándolos

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