En la medida que los edificios y los espacios públicos necesitan estrategias para infiltrarse en la realidad, para integrarse en el entorno, la arquitectura y el paisajismo han recurrido a diagramas que modelan la complejidad de un mundo en evolución. Para ello se toman informaciones de partida, -del contexto, del programa, de los materiales, de la sociedad o de la memoria-, que pueden evolucionar como semillas o procesos genéticos hacia resultados que, por el proceso, pueden llegar a ser distintos que el momento inicial. Un diagrama no debe existir a priori; poco tiene que ver con las tipologías, que preestablecían una relación fija entre forma, función y contexto. El recurso a los diagramas es la garantía para no volver a la imaginería retroactiva de estéticas clásicas y cerradas. Y, por esto, en cada proyecto se han de inventar sus diagramas específicos.
Un espacio donde exponer y compartir experiencias dentro del campo de la arquitectura, el arte y el diseño.
miércoles, 12 de abril de 2017
DIAGRAMAS
En su voluntad de elaborar nuevos sistemas de análisis y proyecto, la arquitectura contemporánea ha reinterpretado uno de los mecanismos iconográficos utilizados por las vanguardias más racionalistas y sistemáticas (Alexander Klein, Ernst May, Ernst Neufert, Le Corbusier, Walter Gropius); unos mecanismos que también se desarrollaron en los congresos de los CIAM y en las reuniones del Team X. En las últimas décadas, los cuadros comparativos y los organigramas se han actualizado en unos diagramas en los que se intenta afrontar y sistematizar, caso por caso, la complejidad, individualidad y multiplicidad, dispersión e incertidumbre de los proyectos contemporáneos.
En la medida que los edificios y los espacios públicos necesitan estrategias para infiltrarse en la realidad, para integrarse en el entorno, la arquitectura y el paisajismo han recurrido a diagramas que modelan la complejidad de un mundo en evolución. Para ello se toman informaciones de partida, -del contexto, del programa, de los materiales, de la sociedad o de la memoria-, que pueden evolucionar como semillas o procesos genéticos hacia resultados que, por el proceso, pueden llegar a ser distintos que el momento inicial. Un diagrama no debe existir a priori; poco tiene que ver con las tipologías, que preestablecían una relación fija entre forma, función y contexto. El recurso a los diagramas es la garantía para no volver a la imaginería retroactiva de estéticas clásicas y cerradas. Y, por esto, en cada proyecto se han de inventar sus diagramas específicos.
En la medida que los edificios y los espacios públicos necesitan estrategias para infiltrarse en la realidad, para integrarse en el entorno, la arquitectura y el paisajismo han recurrido a diagramas que modelan la complejidad de un mundo en evolución. Para ello se toman informaciones de partida, -del contexto, del programa, de los materiales, de la sociedad o de la memoria-, que pueden evolucionar como semillas o procesos genéticos hacia resultados que, por el proceso, pueden llegar a ser distintos que el momento inicial. Un diagrama no debe existir a priori; poco tiene que ver con las tipologías, que preestablecían una relación fija entre forma, función y contexto. El recurso a los diagramas es la garantía para no volver a la imaginería retroactiva de estéticas clásicas y cerradas. Y, por esto, en cada proyecto se han de inventar sus diagramas específicos.
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